Cuando nos decidimos a buscar un bebé nos parece en principio un proyecto sencillo. Sin embargo cuando van pasando los meses y no lo conseguimos, es el momento de realizarnos un estudio de fertilidad para saber si necesitamos recurrir a un tratamiento de Fecundación in Vitro para conseguir el embarazo.

¿Cuándo es necesario hacerse un estudio de fertilidad?

Es la pregunta que todas las parejas se hacen en algún momento de la búsqueda. Sin embargo en ocasiones y a pesar de lo mucho que desean tener un bebé retrasan ese instante por miedo, vergüenza y en ocasiones porque no se atreven ni tan siquiera a hablarlo con su pareja. No, nos engañemos los tratamientos de reproducción asistida siguen siendo un tema tabú para muchos. Pero seguro que te sorprendería conocer cuántas personas de tu entorno han recurrido a ellos.

Hay que desterrar el miedo y ver este tipo de tratamientos como una ayuda para cumplir un deseo tan natural como el de tener un hijo. Para lograrlo resulta fundamental reconocer que tenemos un problema y que necesitamos encontrar una solución. Además cabe la posibilidad de que ni tan siquiera necesitemos recurrir a un tratamiento de este tipo pero necesitamos asesoramiento profesional. Ten en cuenta estos factores para conocer si ha llegado el tiempo de actuar:

  • Edad. La edad que tenemos determinará el momento de realizarnos un  estudio de fertilidad. Sobre todo en el caso de la mujer, si es inferior a los 35 sería conveniente esperar un año desde el comienzo de la búsqueda, a partir de esa edad no dejemos pasar más de seis meses.
  • Problemas conocidos. Si sabemos que alguno de los miembros de la pareja tiene alguna patología previa que pueda relacionarse con la capacidad reproductiva, es conveniente realizar el estudio casi desde el principio de la búsqueda.
  • Abortos de repetición. Generalmente se empieza a realizar pruebas a partir del tercer aborto. Pero tú puedes elegir cuándo hacerlo.

Primera consulta para el estudio de fertilidad

Una vez tomada la decisión, es fundamental que encontréis una clínica que os dé todas las garantías. Seguramente os enfrentáis a un proceso que al menos se prolongará unos meses, si al final es necesario recurrir a un tratamiento de fertilidad. Es indispensable que os sintáis cómodos y que confiéis en el personal que os atenderá.

En la primera consulta se creará un historial en el que se recogerán todos los datos de la pareja. A continuación el médico os hará una serie de preguntas que le llevarán a formarse un cuadro completo de la situación. Todo ello es clave para determinar qué pruebas se tienen que realizar.

Entre las preguntas que os pueden formular, en el caso de la mujer serán en un principio acerca de sus antecedentes familiares. Si tus padres o hermanos han tenido problemas para concebir o abortos y también si han padecido algún tipo de enfermedad grave. Asimismo querrán conocer en profundidad tus ciclos, cuándo tuviste la primera menstruación y por supuesto si has estado alguna vez embarazada y cómo terminó la gestación.

Es importante que ese día lleves cualquier prueba relacionada con el tema que se te haya realizado con anterioridad, por ejemplo las revisiones ginecológicas rutinarias. Asimismo será fundamental que conozcan si fumas, reduce la reserva ovárica, o si sigues algún tratamiento farmacológico, que también puede influir en tu fertilidad.

En el caso de los hombres, se tendrá en cuenta tus enfermedades previas, las paperas o el varicocele pueden conllevar una pérdida de fertilidad. También tu vida personal y  familiar. No olvidemos que tu entorno laboral es fundamental debido a que el contacto con sustancias tóxicas puede dañar tu capacidad reproductiva. Como es obvio en este caso influye igualmente fumar o tomar ciertos medicamentos.

Este primer paso para el estudio de fertilidad de la pareja, será mucho más que una toma de contacto, marcará en buena medida el camino a seguir a partir de ahora.

Pruebas que forman parte del estudio de fertilidad

Como decíamos el primer contacto es fundamental para dilucidar qué rumbo debe tomar la búsqueda. Es posible que solo con lo que ha conocido en esa primera entrevista, el médico ya tenga algunas sospechas acerca de cuál es el problema que nos está impidiendo concebir.

Hasta hace no demasiado tiempo se tenía la costumbre de someter a la pareja a un sinfín de pruebas antes de hacer un diagnóstico. Hoy en día se intenta que sean solo las estrictamente necesarias. Son las siguientes:

  • Ecografía vaginal. Permite conocer el estado del aparato reproductor de la mujer. Se puede comprobar cómo funciona el ciclo, si ovula y da un primer indicio acerca de su reserva ovárica. Además es posible detectar con ella la presencia de quistes o miomas que estén dificultando la gestación.
  • Analítica hormonal. Evalúa en profundidad la reserva ovárica con la que cuenta la mujer. Aunque antes esta prueba se lleva a cabo realizando dos analíticas a lo largo del ciclo, hoy en día no suele ser necesario y es suficiente con un análisis, sin importar en qué momento se realice.
  • Histerosalpingografía. Se trata de una radiografía de la zona pélvica en la que se utiliza un contraste aplicado a través de la vagina que permite ver el útero y las trompas de Falopio. Es una prueba fundamental, ya que concluirá si las trompas están obstruidas de forma parcial o completa, algo que va a marcar el tratamiento a seguir.
  • Seminograma. Es la única prueba que en un principio se le realizará al hombre. Su propósito es analizar el semen, la cantidad de espermatozoides, su calidad, su movilidad y la forma que tienen.


Hemos visto las pruebas de fertilidad necesarias que se llevarán a cabo. Por supuesto existen otras complementarias, que es posible que a la luz de los datos obtenidos con las primeras, pueda ser necesario practicarlas. Pero en un principio serían suficientes para diagnosticar cuál es el origen de la infertilidad, aunque en algunos casos nunca se llega a saber qué está fallando. Con independencia de que se conozcan o no las causas, a partir de ese ahí nuestro médico nos mostrará cuál es el mejor tratamiento a seguir.

En la mayoría de los casos el estudio de fertilidad durará apenas un mes. Entonces comenzará la cuenta atrás para tener por fin en tus brazos a vuestro bebé.

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